Cuando el grupo de Madrid me pidió que investigase al presunto ummita comencé con las típicas técnicas de un sabueso de la inteligencia, esto es, del espionaje. Localicé el servidor desde donde trabajaba, incluso hasta el domicilio. Pero eso no era muy importante. También dibujé un perfil , a qué se dedicaba, rastros que hubiese dejado en la red, formación, ocupación laboral. Pero tampoco eso era muy importante. Según iba acumulando información la cotejé con mis amigos ( colaboradores). Todo apuntaba a que o mentía o se engañaba a si mismo. Llegó a enviarme fotos de OVNIS falsas, de sus naves ummitas. Y me contó una historia de cómo y porqué después de haber abandonado los ummitas la Tierra, quedaron unos pocos expedicionarios, como él, aquí, por libre decisión. Tenía una gran afición a la música, a la canción lírica, y al pensamiento abstracto discursivo , lógico. Dije que carecía de emocionalidad pero no de afectividad. Estoy convencido de que a sus amigos íntimos ( y lo de amigos lo dejo entrecomillado) les contó que era extraterrestre. Nunca hubo una prueba fehaciente de que fuese extraterrestre, ni nada que apuntase en esa dirección. Este caso es como muchos casos de contactismo, o de encuentros en Vº Fase. La diferencia era que no había alien que exprimir. ¿ Por qué mantuve esa larga relación ? Creo que por humanidad y también por ummanidad. Cuando Trump subió al poder desapareció no sin advertirme de los aciagos momentos que esperaban a la humanidad. Y en eso no se equivocó.
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